Lección 7
- Categoría: LECCION 3- 2024
- Publicado el Miércoles, 14 Agosto 2024 18:04
- Escrito por Super User
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INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 1

Sábado 10 de agosto
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- Audio Lección -
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Marcos 8:22-38; Mateo 20:29-34; Juan 12:25; Marcos 9; Malaquías 4:5, 6; Lucas 9:30, 31.
PARA MEMORIZAR:
“Luego Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame’ ” (Mar. 8:34). CB
La primera mitad de Marcos dirige la atención hacia quién es Jesús. Sus poderosos milagros y enseñanzas apuntan en la misma dirección: él es el Mesías. Ahora, en este punto crucial de la narración, Jesús preguntará a sus discípulos quién creen ellos que es.
Pedro dará una respuesta estentórea a esa pregunta, y Jesús comenzará inmediatamente a explicar adónde lo conducirán sus pasos como Mesías; como sabemos, a la Cruz.
En la última parte de Marcos 8, y hasta el final de Marcos 10, Jesús se enfoca en instruir a sus discípulos acerca de su derrotero. En estos capítulos, él hará predicciones acerca de la Cruz, que serán seguidas por una instrucción especial acerca del discipulado. Estas poderosas lecciones siguen siendo relevantes hoy.
Esta sección del segundo Evangelio se destaca por la curación de dos hombres ciegos, uno en la mitad de Marcos 8 y el otro al final de Marcos 10. Estos dos milagros funcionan como paréntesis al comienzo y al final del contenido que se encuentra entre ellos e ilustran dramáticamente que el discipulado incluye la percepción espiritual acerca de quién es Jesús y dónde está yendo. Así como sus enseñanzas desafiaron a sus discípulos hace dos mil años, siguen confrontando hoy a sus discípulos modernos con el elevado costo y la recompensa de seguirlo.
Comentarios Elena G.W
Debemos elevar la cruz y seguir las pisadas de Cristo. Los que ensalzan la cruz de Cristo encontrarán que cuando hacen eso, la cruz los eleva dándoles fortaleza y valor y les señala al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
La cruz os eleva de las partes bajas de la tierra y os hace participar de una dulcísima comunión con Dios. Al llevar la cruz, vuestra experiencia podrá ser tal que podréis decir: “ ‘ Yo sé que mi Redentor vive, y porque él vive, viviré yo también”. ¡Qué magnífica seguridad! (Comentarios de Elena G. de White en_Comentario bíblico adventista del séptimo día_, t. 5, p. 1071.
Me duele el corazón cuando se me muestra que hay muchas que han hecho del yo su ídolo. Cristo ha pagado el precio de la redención por ellas. A él pertenece el servicio de todas las facultades de ellas. Pero su corazón está lleno de egoísmo y del deseo de ataviarse. No prestan atención a las palabras: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 8:34. La complacencia propia oculta a Cristo de la vista de ellas. No sienten el deseo de caminar delante de Dios con mansedumbre y humildad. No acuden a Jesús. No oran para que puedan ser transformadas a la semejanza de él…
Muchos que profesan ser cristianos lo son solo de nombre. No están convertidos. Hacen resaltar el yo. No se sientan a los pies de Jesús como lo hizo María, para aprender de él. No están preparados para la venida de Cristo (Mensajes selectos, t. 1, pp. 92, 93).
Es difícil que nos comprendamos a nosotros mismos, que tengamos un conocimiento correcto de nuestros propios caracteres. La Palabra de Dios es clara, pero a menudo se cometen errores en la aplicación personal de la misma. Existe una inclinación a engañarnos a nosotros mismos y a pensar que sus amonestaciones y reprensiones no se aplican a nosotros. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién podrá conocerlo?” Jeremías 17:9…
La Biblia es completa, clara y precisa. Define con exactitud cuál debiera ser el carácter del verdadero discípulo de Cristo. Para que de ninguna manera nos engañemos con respecto a nuestro verdadero carácter, es preciso que escudriñemos las Escrituras con corazones contritos, temblando ante la palabra del Señor. Hemos de esforzarnos con perseverancia para vencer el egoísmo y la confianza propia. El examen de conciencia ha de ser completo para que no exista ningún peligro de autoengaño… Examine sinceramente su corazón, porque en lo que a esto se refiere no puede permitirse correr ningún riesgo. Determine lo que significa ser cristiano de corazón y luego vístase con la armadura de Dios. Estudie el Modelo; mire a Jesús, e imítelo (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 311, 312).