LECCION 8

  • Categoría: LECCION 2 - 2024
  • Publicado el Domingo, 12 Mayo 2024 19:54
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Lección 8: Para el 25 de mayo de 2024
LUZ DESDE EL SANTUARIO


Sábado 18 de mayo
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LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 25:8, 9, 40; Hebreos 8:1–6; Levítico 16:21, 29–34; 23:26–32; Hebreos 9:23–28; Daniel 7:9, 10; Mateo 25:1–13; Apocalipsis 11:19.

PARA MEMORIZAR: “Lo principal de lo que venimos diciendo es que tenemos un Sumo Sacerdote que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en el cielo; y es ministro del santuario, de aquel verdadero santuario que levantó el Señor y no el hombre” (Heb. 8:1, 2).. ( CB)

Poco después del chasco del 22 de octubre de 1844, algunos milleritas, después de orar y estudiar, comprendieron su error. La profecía de los 2.300 días no se refería a la segunda venida de Jesús, sino a la obra de Cristo en el Santuario celestial, tan poderosamente descrita en el libro de Hebreos.

La purificación del Santuario celestial era el cumplimiento de la purificación del Santuario terrenal, como enseña Levítico. Para comprender mejor esta importante verdad, observa el paralelismo entre Daniel 8:

Daniel 7

Babilonia

Medopersia

Grecia

Roma

Juicio en el Cielo

Daniel 8

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Medopersia

Grecia

Roma

Purificación del Santuario


Estos paralelismos ayudan a mostrar la verdadera naturaleza de la purificación del Santuario, que es el gran Juicio Investigador previo al Advenimiento. En la lección de esta semana, exploraremos la importante verdad bíblica del ministerio de Cristo en el Santuario celestial.

La lección de esta semana se basa en El conflicto de los siglos, capítulos 22    23    24    y    28   





Comentarios Elena G.W

El señor Miller y los que se habían unido a él suponían que la purificación del santuario de la que se habla en Daniel 8:14 significaba la purificación de la tierra mediante el fuego, antes de poder convertirse en la morada de los santos. Eso debía ocurrir en la venida de Cristo, y por eso buscamos el cumplimiento de ese acontecimiento al final de los 2300 días o años. Pero después de nuestro chasco investigamos cuidadosamente la Biblia con oración y gran atención, y después de un período de suspenso, la luz se derramó sobre nuestras tinieblas, y como resultado de eso desaparecieron la duda y la incertidumbre.

En lugar de referirse la profecía de Daniel 8:14 a la purificación de la tierra, ahora vimos claramente que señalaba la obra final de nuestro Sumo Sacerdote en el cielo, la conclusión de la expiación y la preparación del pueblo para soportar el día de su venida (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 60).

Pensad en Jesús. Está en aquel sitio santo, no en la soledad, sino rodeado de millares y millares de ángeles santos que esperan su mandato. Y él les ordena ir y trabajar en favor del más débil creyente que pone su confianza en Dios. La misma ayuda está a disposición de humildes y encumbrados, ricos y pobres.

Consideren el importante hecho de que Cristo no cesa de hacer su solemne obra en el Santuario celestial, y si tenéis puesto el yugo de Cristo, si lleváis su carga, estaréis haciendo una obra semejante en carácter a la de vuestra Cabeza viviente (The Faith I Live By, p. 205; parcialmente en La fe por la cual vivo, 18 de julio, p. 207).

El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto del Santuario y del juicio investigador. Todos necesitan conocer por sí mismos el ministerio y la obra de su gran Sumo Sacerdote. De otro modo, les será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o desempeñar el puesto al que Dios los llama. Cada cual tiene un alma que salvar o que perder. Todos tienen una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Cada cual deberá encontrarse cara a cara con el gran Juez…

El Santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta a todo aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos (Exaltad a Jesús, 11 de noviembre, p. 323).



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