LECCION 8
- Categoría: LECCION 1 2024
- Publicado el Lunes, 19 Febrero 2024 16:55
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SABIDURÍA PARA VIVIR CON RECTITUD

Sábado 17 de febrero
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- Audio Leccion -
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmos 119:1-16; 90; Juan 3:16; Salmos 95:7-11; 141; 128.
PARA MEMORIZAR:
“Enséñanos a contar nuestros días de modo que nuestro corazón adquiera sabiduría” (Sal. 90:12).
Como hemos visto, la gracia de Dios ofrece el perdón de los pecados y crea un corazón nuevo en el pecador arrepentido, que ahora vive por la fe. La Palabra de Dios también brinda instrucciones para una vida justa (Sal. 119:9-16). Cumplir la Ley de Dios de ninguna manera es una observancia legalista de normas, sino vivir en una relación íntima con Dios, una vida llena de bendiciones (Sal. 119:1, 2; 128).
No obstante, la vida del justo no está exenta de tentaciones. A veces, el justo puede verse tentado por la naturaleza astuta del pecado (Sal. 141:2-4) e incluso caer en esa tentación. Dios permite tiempos de prueba para que la fidelidad (o la infidelidad) de sus hijos se revele claramente. Si los hijos de Dios prestan atención a la instrucción y la amonestación de Dios, su fe se purificará y su confianza en el Señor se fortalecerá. La sabiduría para vivir rectamente se adquiere mediante la dinámica de la vida en compañía de Dios en medio de las tentaciones y los desafíos. Por eso, la oración en ruego a Dios de que nos enseñe a contar nuestros días para que adquiramos un corazón sabio (Sal. 90:12) refleja un compromiso continuo de ser fieles al Señor.
Comentarios Elena G.W
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. (Sal. 90:12)
Nuestro tiempo pertenece a Dios. Cada momento es suyo, y nos hallamos bajo la más solemne obligación de aprovecharlo para su gloria. De ningún otro talento que él nos haya dado requerirá más estricta cuenta que de nuestro tiempo.
El valor del tiempo sobrepuja todo cómputo. Cristo considera precioso todo momento, y así es como hemos de considerarlo nosotros. La vida es demasiado corta para que se la disipe. No tenemos sino unos pocos días de gracia en los cuales prepararnos para la eternidad… No tenemos tiempo para perder, ni tiempo para dedicar a los placeres egoístas, ni tiempo para entregarnos al pecado. Ahora hemos de formar caracteres para la vida futura e inmortal. Ahora hemos de prepararnos para el juicio investigador (La fe por la cual vivo, p. 160).
Creo que estamos en los límites del mundo eterno, y estoy intentando mantenerme en constante comunión con el Señor. Aprecio la vida eterna y nada me separará del amor de Dios. Deseo educar y adiestrar constantemente mi alma para que repose en Jesús, y para que obtenga fuerza espiritual de él. Dios quiere que tengamos un conocimiento experimental de Cristo; entonces seremos fieles testigos de Dios, y daremos testimonio, mediante nuestras palabras y acciones, de la gracia de Cristo…
Cuando pienso en la obra que Dios está haciendo por el hombre me lleno de admiración cuando veo que Dios toma a los pobres seres caídos para darles poder moral, de manera que se manifieste en ellos la obra interior de su gracia, para transformar el carácter y lograr que los hombres sean aptos para las mansiones que Dios está preparando para ellos, para comparecer delante de Dios, para ser compañeros con los ángeles y para tener comunión con Dios. ¡Oh, cuánto anhela mi corazón encontrarse entre los que caminarán con Jesucristo en la tierra nueva! (Cada día con Dios, p. 115).
Muchas veces la vida cristiana está rodeada de peligros, y el deber parece difícil de cumplir. La imaginación cree ver la ruina inminente si se avanza, y la servidumbre y la muerte si se vuelve atrás. Sin embargo, la voz de Dios dice claramente: Id adelante. Obedezcamos la orden, aun cuando nuestra vista no pueda penetrar las tinieblas. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán nunca ante un espíritu vacilante y dudoso. Aquellos que difieren la obediencia hasta que toda incertidumbre desaparezca, y no queden riesgos de fracaso ni derrota, no obedecerán nunca. La fe mira más allá de las dificultades, y echa mano de lo invisible, aun de la Omnipotencia, y por lo tanto, no puede resultar frustrada. La fe es como asir la mano de Cristo en toda emergencia…
Jesús no nos llama a seguirle para después abandonarnos. Si entregamos nuestra vida a su servicio, nunca podremos hallarnos en una posición para la cual Dios no haya hecho provisión. Cualquiera que sea nuestra situación, tenemos un Guía para dirigirnos en el camino (Obreros evangélicos, pp. 276, 277).