LECCION 8
- Categoría: LECCION 1 - 2025
- Publicado el Martes, 25 Marzo 2025 21:03
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Lección 8 Edición Adultos: – Libre albedrío, amor y providencia divina – Para el 22 de Febrero de 2025, (1er Trimestre)
AdolfoCalsin February 15, 20250 comments
Sábado, Febrero 15
Libre albedrío, amor y providencia divina
Lee para el estudio de esta semana
Lucas 13: 34; Jeremías 32: 17–20; Hebreos 1: 3; Deuteronomio 6: 4, 5; Efesios 1: 9–11; Juan 16: 33.
Para memorizar
«Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo» (Juan 16: 33, RVC).
Providencia es el término utilizado para describir la acción de Dios en el mundo. La forma en que pensamos acerca de la providencia de Dios marca una gran diferencia en cómo nos relacionamos con él y con los demás, y en cómo pensamos acerca del problema del mal.
Los cristianos tienen diversas concepciones acerca de la providencia divina. Algunos creen que Dios ejerce su poder de tal manera que determina que todos los acontecimientos sucedan tal y como suceden, y que incluso decide quién se salvará y quién se perderá. Según este punto de vista, las personas no son libres de elegir otra cosa que no sea lo que Dios decreta. De hecho, quienes creen de esta manera argumentan que incluso los deseos humanos están determinados por Dios.
En contraste, la sólida evidencia bíblica muestra que Dios no determina todo lo que sucede, sino que concede a los seres humanos libre albedrío, hasta el punto de que ellos (y los ángeles) pueden elegir actuar directamente en contra de la voluntad divina. La historia de la Caída, del pecado y del mal es una expresión dramática y trágica de los resultados del mal uso del libre albedrío. El Plan de Salvación fue instituido para remediar la tragedia causada por ello.
Domingo, Febrero 16
Nuestro Dios soberano
«Dios es soberano», dijo el pastor de jóvenes a un grupo de estudiantes de escuela secundaria. «Eso significa que él controla todo lo que sucede». Un perplejo alumno replicó: «¿Así que Dios tenía el control cuando murió mi perro? ¿Por qué iba Dios a matar a mi perro?».
Tratando de responder a ese interrogante, el pastor respondió: «Es una pregunta difícil. Pero a veces Dios nos hace pasar por momentos difíciles a fin de que estemos preparados para cosas aún más difíciles en el futuro. Recuerdo lo duro que fue cuando murió mi perro. Pero pasar por eso me ayudó a afrontar un momento aún más difícil después, cuando murió mi abuela. ¿Tiene sentido?» .
Tras una larga pausa, el estudiante respondió: «¿Así que Dios mató a mi perro a fin de prepararme para cuando él mate a mi abuela?» (Marc Cortez, citado en John C. Peckham, Divine attributes: Knowing the covenantal God of Scripture [Atributos divinos: Cómo conocer al Dios pactual de la Escritura] [Baker Academic, 2021], p. 141).
La gente a veces asume que todo lo que ocurre sucede tal y como Dios quiere, que todo acontece en el mundo precisamente como Dios quería que ocurriera. Al fin y al cabo, Dios es todopoderoso. ¿Cómo podría ocurrir algo que Dios no deseara? Por lo tanto, pase lo que pase, por malo que sea, todo siempre es la voluntad de Dios. Eso es al menos lo que enseña esta teología.
Lee Salmo 81: 11 al 14; Isaías 30: 15 y 18; 66: 4; y Lucas 13: 34. ¿Qué dicen estos textos acerca de si siempre se cumple la voluntad de Dios?
Aunque muchas personas creen que Dios siempre obtiene lo que quiere, la Biblia muestra algo muy diferente. Las Escrituras muestran una y otra vez a un Dios cuyos deseos no son satisfechos. Es decir, lo que sucede es muchas veces contrario a lo que Dios afirma que preferiría que sucediera. Por ejemplo, él deseaba un resultado para su pueblo, pero este eligió otro. Dios mismo se lamenta: «Pero mi pueblo no oyó mi voz […] ¡Si me hubiera oído mi pueblo! ¡Si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos y habría vuelto mi mano contra sus adversarios» (Sal. 81: 11, 13, 14).
Piensa en las implicaciones de cualquier teología que atribuya todo lo que sucede a la voluntad directa de Dios. ¿Qué tipo de problemas profundos, especialmente en el contexto del mal, crearía una teología así?
Lunes, Febrero 17
Todopoderoso (Pantokratōr)
A lo largo de las Escrituras se manifiesta el asombroso poder de Dios. La Biblia incluye innumerables narraciones en las que Dios ejerce su poder y obra milagros. Sin embargo, y a pesar de ello, suceden muchas cosas que Dios no quiere que ocurran.
Lee Apocalipsis 11: 17; Jeremías 32: 17 al 20; Lucas 1: 37; y Mateo 19: 26. Considera también Hebreos 1: 3. ¿Qué enseñan estos pasajes acerca del poder de Dios?
Estos textos y otros enseñan que Dios es todopoderoso y que sostiene el mundo con su poder. De hecho, el Apocalipsis se refiere repetidamente a Dios como el «Señor Dios Todopoderoso» (por ejemplo, Apoc. 11: 17; compara con 2 Cor. 6: 18; Apoc. 1: 8; 16: 14; 19: 15; 21: 22). Este es precisamente el significado de la palabra griega así traducida (pantokratōr). El hecho de que Dios es todopoderoso no solo es afirmado con palabras, sino además se manifiesta en los numerosos casos asombrosos en los que Dios usa su poder para liberar a su pueblo o interviene milagrosamente en el mundo.
Sin embargo, el hecho de que Dios es «todopoderoso» no significa que pueda hacer cualquier cosa. Las Escrituras enseñan que hay cosas que Dios no puede hacer. Por ejemplo, 2 Timoteo 2: 13 declara que Dios «no puede negarse a sí mismo».
En consecuencia, la mayoría de los cristianos están de acuerdo en que Dios es todopoderoso u omnipotente, lo que significa que Dios tiene el poder de hacer cualquier cosa que no implique una contradicción; es decir, cualquier cosa que sea lógicamente posible y coherente con la naturaleza de Dios. Que algunas cosas no son posibles para Dios porque implicarían una contradicción es evidente a la luz de la oración de Cristo en Getsemaní. Aunque el Señor afirmó que «para Dios todo es posible» (Mat. 19: 26), también oró al Padre cuando se acercaba la crucifixión: «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú» (Mat. 26: 39).
Por supuesto, el Padre poseía el poder absoluto para librar a Cristo del sufrimiento en la Cruz, pero no podía hacerlo al mismo tiempo que salvaba a los pecadores. Tenía que hacer una cosa o la otra, no ambas.
Las Escrituras también enseñan que Dios quiere salvar a todos (por ejemplo, 1 Tim. 2: 4-6; Tito 2: 11; 2 Ped. 3: 9; Eze. 33: 11), pero no todos se salvarán. ¿Qué enseña este hecho sobre la realidad del libre albedrío y los límites del poder de Dios respecto de los seres a los que ha concedido esa libertad de elección?
Martes, Febrero 18
Amar a Dios
El hecho de que Dios es todopoderoso no significa que pueda hacer lo lógicamente imposible. En consecuencia, Dios no puede obligar a alguien a amarlo libremente. Si hacer algo libremente significa realizarlo sin estar determinado u obligado a hacerlo, entonces, por definición, es imposible forzar a alguien a hacer algo de manera libre o voluntaria. En resumen, Dios no puede forzar a nadie a sentir amor por él, pues lo que obtendría, en caso de hacerlo, ya no sería amor.
Lee Mateo 22: 37; y Deuteronomio 6: 4 y 5. ¿Qué enseñan estos versículos sobre la realidad del libre albedrío?
El mandamiento más importante, amar a Dios, demuestra que él desea que todos lo amen. Sin embargo, no todos aman a Dios. ¿Por qué, entonces, Dios simplemente no hace que todos lo amen? De nuevo, porque el amor, para ser amor, debe brotar libremente del corazón.
Lee Hebreos 6: 17 y 18; y Tito 1: 2. ¿Qué enseñan estos textos acerca de Dios?
Según Números 23: 19, «Dios no es hombre, para que mienta». Él nunca miente (Tito 1: 2) y siempre cumple lo que promete (Heb. 6: 17, 18). En consecuencia, si Dios ha prometido algo o se ha comprometido a ello, su accionar futuro está moralmente limitado en virtud de esa promesa.
Esto significa que, en la medida en que Dios, en la mayoría de los casos, concede a las criaturas la libertad de elegir algo distinto de lo que él prefiere, no depende de él lo que elijan los seres humanos. Si Dios se ha comprometido a conceder a las criaturas el libre albedrío, los seres humanos poseen la capacidad de ejercer su libertad de forma contraria a los deseos ideales de Dios. Trágicamente, muchas personas ejercen su libertad de este modo y, en consecuencia, ocurren muchas cosas que Dios desearía que no sucedieran, pero que no dependen, en sentido estricto, de Dios.
¿Hiciste alguna vez algo a sabiendas de que Dios no quería que lo hicieras? ¿Qué enseña eso acerca de cuán real es el libre albedrío y de sus posibles consecuencias negativas en caso de mal uso?
Miércoles, Febrero 19
Voluntad divina ideal y correctiva
Lee Efesios 1: 9 al 11. ¿Qué dice este texto acerca de la predestinación? ¿Están algunas personas predestinadas a salvarse y otras a perderse?
El término griego traducido aquí y en otras partes de las Escrituras como «predestinación» (prohorizō) no significa que Dios determina de antemano o causalmente la historia. A diferencia de ello, simplemente significa «proponer una meta o poner una meta delante».
Por supuesto, uno puede decidir algo (poner una meta) de antemano unilateralmente, o hacerlo de una manera que tenga en cuenta las decisiones libres de las personas delante de las cuales se pone esa meta. La Escritura enseña que Dios hace esto último.
Aquí y en otros lugares (por ejemplo, Rom. 8: 29, 30), el término traducido como «predestinado» se refiere a lo que Dios planea para el futuro después de tener en cuenta lo que sabe de antemano acerca de las decisiones libres de las criaturas. De esa manera, Dios puede guiar providencialmente la historia hacia los fines buenos que desea para todos respetando la libertad de las criaturas, necesaria para una auténtica relación de amor. Efesios 1: 11 dice que Dios «hace todas las cosas según el designio de su voluntad». ¿Significa esto que Dios determina que todo suceda tal como él desea? Leído aisladamente, Efesios 1: 9 al 11 podría dar esa impresión. Sin embargo, esta interpretación estaría en contradicción con los numerosos textos que vimos antes, que muestran que las personas rechazan a veces «los designios de Dios» (Luc. 7: 30; compara con Luc. 13: 34; Sal. 81: 11-14). Si la Biblia no se contradice, ¿cómo armonizan estos pasajes?
El texto de Efesios tiene perfecto sentido si uno simplemente reconoce una distinción entre lo que podríamos llamar la «voluntad ideal» de Dios y su «voluntad correctiva». La «voluntad ideal» de Dios es lo que él prefiere que ocurra y lo que ocurriría si todos hicieran siempre exactamente lo que él desea. En cambio, la voluntad divina «correctiva», o «reparadora», es la que ya ha tenido en cuenta todos los demás factores, incluidas las decisiones libres de las criaturas, que a veces se apartan de lo que Dios prefiere. Efesios 1: 11 parece referirse a la voluntad correctiva, o reparadora, de Dios.
La presciencia de Dios sobre el futuro es tal que, aun conociendo todas las decisiones, incluidas las malas, que tomarán las personas, él puede obrar para «bien» (Rom. 8: 28). ¿Qué consuelo puedes extraer de esta verdad?
Jueves, Febrero 20
Dios ha vencido al mundo
Si todo ocurriera según la voluntad ideal de Dios, nunca habría existido el mal, sino solo la dicha, el amor y la armonía perfectos. Con el tiempo, la Tierra será restaurada y así el universo entero volverá a estar en armonía con la voluntad perfecta e ideal de Dios. Mientras tanto, él hace que su voluntad se cumpla teniendo en cuenta las decisiones libres de sus criaturas.
Imagina un concurso de repostería en el que todos los participantes están obligados a utilizar una serie de ingredientes, pero pueden añadir cualquier otro que deseen para hacer el pastel o la torta que quieran. En última instancia, cualquiera que sea la torta que cada repostero decida hacer, ella estará determinada, al menos en parte, por algunos ingredientes que él no eligió.
Del mismo modo, dado que Dios se ha comprometido a respetar la libertad de las criaturas (libertad necesaria para el amor), muchos de los «ingredientes» que componen la historia del mundo no son elegidos por Dios, sino lo contrario de lo que él desea.
Desde este punto de vista, la providencia divina no es unidimensional. Dios no controla unilateralmente todo lo que sucede. Este hecho implica una visión bidimensional de la providencia de Dios. Algunas de las cosas que suceden son causadas por Dios, pero otras (como todos los males) son el resultado de las decisiones libres de sus criaturas. Dios no quiere que ocurran muchas de las cosas que suceden.
Lee Juan 16: 33. ¿Qué esperanza nos ofrece este texto, incluso en medio de las tribulaciones?
Especialmente en tiempos de sufrimiento o dificultad, la fe de las personas puede flaquear porque erróneamente creen que Dios les evitará o debería evitarles el sufrimiento y las dificultades propias de esta vida. Pero Jesús advierte a sus seguidores que experimentarán dificultades y tribulaciones en este mundo, pero que hay esperanza pues él ha vencido al mundo (Juan 16: 33).
El hecho de que enfrentemos sufrimientos y dificultades no significa que Dios desea idealmente eso para nosotros. Debemos tener siempre presente el panorama general del Gran Conflicto. Sin embargo, podemos confiar en que, aunque el mal en sí mismo no es necesario para el bien, Dios puede hacer que algo bueno resulte incluso de acontecimientos que no son buenos. Si confiamos en Dios, él puede utilizar incluso nuestros sufrimientos para acercarnos a él y motivarnos a ser compasivos y a cuidar de los demás.
Viernes, Febrero 21
Para estudiar y meditar
Lee el capítulo titulado «Dios con nosotros», en las páginas 11 a 18 del libro El Deseado de todas las gentes, de Elena G. de White.
«El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, formulada después de la caída de Adán. Fue una revelación “del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio” (Rom. 16: 25). Fue una manifestación de los principios que desde edades eternas habían sido el fundamento del trono de Dios. Desde el principio, Dios y Cristo sabían de la apostasía de Satanás y de la caída del hombre seducido por el apóstata. Dios no ordenó que el pecado existiese, sino que previó su existencia, e hizo provisión para hacer frente a la terrible emergencia. Tan grande fue su amor por el mundo, que se comprometió a dar a su Hijo unigénito “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3: 16)» (Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, pp. 13, 14).
Preguntas para dialogar:
Si Dios no siempre consigue lo que quiere, ¿cómo influye este hecho en tu forma de pensar acerca de lo malo que ocurre en el mundo? ¿Cuáles son las implicaciones prácticas de entender que Dios tiene deseos insatisfechos?
Si volvemos a la analogía del jueves acerca del certamen de repostería, podemos entender por qué, aunque «Dios y Cristo sabían de la apostasía de Satanás», siguieron adelante y nos crearon. El amor tenía que estar en la mezcla, y el amor significaba libertad. En lugar de no crearnos como seres capaces de amar, Dios nos creó para que pudiéramos amar, pero lo hizo aun sabiendo que, en última instancia, eso llevaría a Jesús a la Cruz. ¿Qué debería decirnos la disposición de Cristo a morir en la Cruz con tal de no privarnos de la libertad inherente al amor acerca de cuán sagrado y fundamental es este para el gobierno de Dios?
A menudo lamentamos el mal y el sufrimiento existentes en este mundo, pero ¿cuán a menudo reflexionas acerca de la tristeza que Dios mismo siente a causa de ello? ¿Qué diferencia supone para tu comprensión del mal y del sufrimiento reconocer que Dios mismo sufre a causa del mal?
¿Cómo te ayuda saber que Dios no desea que ocurran muchas de las cosas que acontecen en el mundo a afrontar tu propio sufrimiento, especialmente cuando no tiene sentido y parece que no conduce a nada bueno?