LECCION 11

Lección 11: Para el 10 de junio de 2023
EL SELLO DE DIOS Y LA MARCA DE LA BESTIA - PRIMERA PARTE

SÁBADO, 3 DE JUNIO

ESTUDIOS DIARIOS

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Power Point

Lee para el estudio de esta semana: Apocalipsis 14:12; Efesios 2:8-10; Mateo 27:45-50; Apocalipsis 13:15-17; 14:4; Lucas 5:18-26.

Para memorizar
“Entonces vi a otro ángel que subía del este con el sello del Dios vivo. Y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, quienes habían recibido poder de dañar la Tierra y el mar, y les dijo: ‘No dañen la Tierra, ni el mar, ni los árboles, hasta que sellemos en sus frentes a los siervos de nuestro Dios’ ” (Apoc. 7:2, 3).

Al estudiar los acontecimientos del tiempo del fin relacionados con la marca de la bestia, un aspecto esencial que aflora es la diferencia entre el proceder de Dios y el del enemigo de las almas. Como hemos estado estudiando, las cuestiones centrales en el gran conflicto entre Cristo y Satanás son la lealtad, la autoridad y la adoración. Las profecías de la Biblia hablan de un poder que usurpa la autoridad de Dios, exige lealtad e introduce un sistema falso de adoración. Y lo hace mediante el uso de la fuerza, la coacción y, a veces, mediante sobornos y recompensas; todo, con el fin de imponer la adoración. En contraste, el amor es la gran fuerza motivadora del Reino de Dios. En lugar de adorar a la bestia, el pueblo de Dios encuentra su mayor gozo y su mayor deleite en adorarlo a él. Ellos están comprometidos con él porque saben cuán comprometido está él con ellos.


Comentarios Elena G.W

Satanás está presentando constantemente incentivos al pueblo escogido de Dios para desviar su atención de la obra solemne de prepararse para las escenas que le esperan en el futuro cercano. Él es, en todo sentido de la palabra, un engañador, un hábil seductor. Cubre sus planes y trampas con mantos de luz sacados del cielo. Tentó a Eva a comer de la fruta prohibida, haciéndole creer que con ello obtendría grandes ventajas… Satanás tiene muchas redes peligrosas de fina trama, que parecen inocentes, pero con las cuales se prepara hábilmente para engañar al pueblo de Dios. Hay… inacabable variedad de empresas destinadas a desviar al pueblo de Dios, para que ame al mundo y las cosas que están en él. Mediante esta unión con el mundo, se debilita la fe (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 480).
Si nuestra ciudadanía es ciertamente celestial, y si aspiramos a una herencia inmortal, una propiedad eterna, tendremos esa fe que obra por el amor y purifica el alma… Somos miembros de la familia celestial, hijos del Rey del cielo, herederos de Dios y coherederos con Cristo. Cuando él venga [Cristo] poseeremos la corona de vida que no se marchita…
Los privilegios concedidos al hijo de Dios son ilimitados: vincularse con Jesucristo, quien, en todo el universo del cielo y de los mundos no caídos, es adorado por cada corazón, y sus alabanzas entonadas por cada lengua; ser hijo de Dios, llevar su nombre, llegar a ser un miembro de la familia real; alistarse bajo el estandarte del Príncipe Emmanuel, el Rey de reyes y Señor de señores (Hijos e hijas de Dios, p. 374).
No es el temor al castigo, o la esperanza de la recompensa eterna, lo que induce a los discípulos de Cristo a seguirle. Contemplan el amor incomparable del Salvador, revelado en su peregrinación en la tierra, desde el pesebre de Belén hasta la cruz del Calvario, y la visión del Salvador atrae, enternece y subyuga el alma. El amor se despierta en el corazón de los que lo contemplan. Ellos oyen su voz, y le siguen.
Como el pastor va delante de sus ovejas y es el primero que hace frente a los peligros del camino, así hace Jesús con su pueblo. “Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas”. El camino al cielo está consagrado por las huellas del Salvador. La senda puede ser empinada y escabrosa, pero Jesús ha recorrido ese camino; sus pies han pisado las crueles espinas, para hacernos más fácil el camino. Él mismo ha soportado todas las cargas que nosotros estamos llamados a soportar…
El alma que se ha entregado a Cristo es más preciosa a sus ojos que el mundo entero. El Salvador habría pasado por la agonía del Calvario para que uno solo pudiera salvarse en su reino. Nunca abandona a un alma por la cual murió. A menos que sus seguidores escojan abandonarle, él los sostendrá siempre (El Deseado de todas las gentes, p. 446).


  Reavivados por su Palabra: Hoy,

Salmo28